Transformación digital en un mundo marcado por la pandemia.

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Autor: Manuel Morales “Chief AI Scientist National Bank of Canada”

En enero, el año 2020 que comenzaba se anunciaba prometedor para las iniciativas de innovación digital. En la última década, un puñado de empresas no-digitales, habían empezado su transformación hacia las tecnologías digitales.

En distintos sectores como el financiero, energético, y de producción y distribución, se habían visto inversiones importantes en la infraestructura de datos, en recursos humanos, en analítica avanzada y más recientemente en inteligencia artificial. La promesa del valor que se auguraban gracias a la explotación de datos masivos empezaba ya a dejarse ver. Aquellas empresas que no habían iniciado un programa de transformación empezaban a ver la pérdida de oportunidades y contaban ya con un plan a mediano plazo o al menos estaba ya contemplado en sus prioridades para este año. La entrada a la actividad económica de una nueva generación que traía esquemas diferentes de consumo dejaba ya entrever la necesidad de adaptarse y transformarse.

Y luego la historia cambió en unas cuantas semanas. En febrero se escuchan noticias de China que había puesto en cuarentena toda una región de 10 millones de personas para contener una enfermedad que comenzaba a mostrar los signos de una pandemia. Hoy, los Estados Unidos son el epicentro de lo que se ha convertido en una pandemia que ha paralizado toda actividad en Europa, América del Norte y Asia. Los gobiernos de estas regiones afectadas por el virus han puesto en operación medidas de confinamiento social que han paralizado toda la actividad económica y social. Países enteros están fundamentalmente cerrados y operan solamente los servicios esenciales. Sectores enteros de la actividad económica son golpeados duramente y el desempleo se dispara a niveles nunca antes vistos.

La crisis sanitaria alcanza ya proporciones alarmantes y el futuro no depara buenas noticias para América Latina, el resto de Asia y África donde la pandemia está apenas en sus primeras semanas de contagio. Ante tal escenario surrealista y bajo la sombra de lo que puede ser un verdadero desastre humanitario, podría parecer que la discusión sobre la transformación digital pasaría a un segundo plano.

Está claro que hay que responder en prioridad a la crisis sanitaria a corto plazo y a mediano plazo el impacto económico en los sectores informales de la economía, sobre todo en países donde este sector representa un gran porcentaje de la actividad total como es el caso de México. La crisis sanitaria y la precariedad económica de un sector importante de la población se declinan juntas y una solución eficaz a la pandemia debe responder a estas dos dimensiones. El desafío es enorme en ese sentido y las tecnologías digitales pueden también ayudar a corto plazo. En efecto hay iniciativas recientes de grandes conglomerados digitales como Google y Apple que ponen a disposición del público recursos “open source” para poder desplegar aplicaciones móviles que ayudarán a rastrear y monitorear los desplazamientos y los riesgos de contagio asociados cuando la actividad empiece. Tales aplicaciones podrán rastrear y evaluar el riesgo de contagio en función de los desplazamientos y los diferentes encuentros próximos con otras personas a través nuestros dispositivos móviles. Esta tecnología podría ser en efecto una herramienta para definir estrategias públicas de salud que serán necesarias para la reintegración gradual de la población a las actividades económicas. Una combinación de tecnologías digitales, datos masivos y tecnología artificial hacen posible herramientas de gestión de riesgo en tiempo real que se despliegan ya en lugares de Asia y Europa.

Ahora, en ese contexto, no hay que perder de vista que detrás se nos viene una crisis económica que va afectar el sector empresarial también. La pandemia y las medidas de mitigación van a cambiar completamente el orden establecido y del cual ya estamos viendo los primeros efectos. Habrá un antes y un después de la pandemia en una economía global. La reintegración a la actividad se hará gradualmente y los efectos de las medidas de mitigación impuestas en América del Norte y Europa van a definir un nuevo panorama económico así como nuevos esquemas de comportamiento de consumo de dos de los grandes mercados internacionales. Este será el nuevo escenario en el cual las empresas deberán competir en los próximos años.

A corto plazo, las empresas que pueden y que deben seguir operando porque son parte integral de la red de servicios básicos han tenido que adaptarse. Y aquí es donde se ven de manera más tangible la diferencia entre aquellas empresas que habían ya iniciado su transformación y aquellas que aun no lo hacían. Herramientas tecnológicas de trabajo a distancia han permitido a sectores como los servicios financieros seguir funcionando. De hecho, un cambio cultural se está definiendo donde equipos enteros se mantienen funcionales e incluso más eficaces a distancia. La relación con el lugar de trabajo y todo lo que esos desplazamientos a los centros de trabajo van a tener que repensarse. Recursos y procesos de producción y servicio enteros van a tener que redefinirse, y con ello los patrones de comportamiento de consumo de todo un segmento de la población. Una señal clara de este efecto es la propulsión de plataformas de comunicación y de trabajo a distancia como zoom a un estatus de herramienta indispensable. Aquellas empresas que tenían una dinámica de trabajo ágil con uso extensivo de estas herramientas y que tenían su infraestructura de datos en acceso remoto no tuvieron ningún problema en adaptarse a la nueva realidad.

A largo plazo, un consumo más orientado hacia las soluciones digitales va a continuar al aumento. Eso va a crear un vector de cambio en los servicios financieros principalmente. En un mundo que era cada vez más dominado por lo digital, parecería que aquellas empresas que no habían invertido en la transformación habrían firmado su sentencia de muerte ante la situación extraordinaria que atravesamos. Sectores como los servicios financieros deberán adaptarse a esta nueva realidad en los años venideros.

Aún más crucial será el impacto en la cadena de distribución y producción de insumos de consumo básico. La logística de producción, manufactura y distribución deberá adaptarse vía la automatización de mucho de sus procesos en un mundo donde hay cuarentenas.

Esta nueva realidad va a acelerar la digitalización en el mundo y es cada vez más claro que las empresas que logren pasar a través de este periodo deberán cambiar sus prioridades. Cualquier empresa con mira a crecer y adquirir más mercado, nacional y aún más al internacional, deberá adaptarse y poner su transformación digital en la lista de prioridades.

 

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